REALIDAD
Son las nueve de la mañana ya estoy despierto.
Me despierto en un enorme, oscuro vacío
Se nota el silencio, la soledad
que transmite mi aposento cegado por esa tristeza y desilusión.
No quiero sacar mis pies de la cama,
no quiero que me miren a los ojos y no vean nada.
Nada más que un ser insignificante,
nada más que una persona que no tiene nada que dar;
A parte de penas y gastos de su ser
Mendigar un pan con una sonrisa.
Un amor para no sembrar esos actos de compasión forzados.
Me quedo tumbado en la cama
sin sentido a mi vida.
Qué ganas tengo en despertar muerto
dejando que las sábanas me envuelvan;
Mientras el colchón absorbe mis penas, sueños
cansado ya también de aguantarme,
dejando que mis ojos se cierren
hasta ver otro día, otra mañana
y rondando en el entorno ni cuenta se dan,
que existo a nombre de ausente.
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