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Entrevista con Miki Lombardi, mujer transgenero para el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia.




¿Qué ha supuesto para ti ser mujer transgénero en la familia, la escuela y demás instituciones?


Ser mujer transgénero en Guinea Ecuatorial es vivir el abuso. Toda la población abusa de nosotras, para ellos no somos personas. Llegué a Malabo en 2005, me trajo mi tío. Pensé que iba a ser diferente a lo que dejé en mi poblado, pero para mi desgracia todo fue abuso. He sufrido de todo: agresiones, discusiones, peleas. Las calles de Malabo no fueron bondadosas conmigo, que alguien diga «mirad, un maricón» es grave. Repito muchas veces la palabra abuso porque es lo máximo que considero como grave, en cuanto a nuestros derechos.

"Nadie nos acepta, la Iglesia nos pone el mote de Satanasas, somos la muestra del fin de los tiempos."

Nadie nos acepta, la Iglesia nos pone el mote de Satanasas, somos la muestra del fin de los tiempos. La familia nos recuerda que jamás hemos sido normales ni seremos parte de ella. En la calle, la agresión es la norma. Ya no hablo de las instituciones, policía, gendarmería, hospitales, etc. nos castigan por ser nosotras mismas. Eso es vivir en Malabo, tenemos que adaptarnos a la violencia.


Mi tío me dejó asistir al Centro de Formación Ocupacional 12 de Octubre. Siempre tuve dificultad con los docentes y mis compañeros. Desde niña me di cuenta que la vida no iba a ser fácil, desde mi poblado hasta la ciudad. Empecé a formarme en administración, pero aún aprobando, sabía que mi condición de ser mujer transgénero no me iba a permitir tener un contrato. Algo que me empujó a estudiar peluquería y estética, es que por lo menos pensaba que las mujeres heteros me iban a dar ese trato de iguales. Pero antes asistía en Aneja, ahí todo fue brutal, el bullying que soporté era catastrófico. Siempre tendremos problemas de salud mental, para la sociedad somos unos enfermos y todas las partes de la sociedad nos tratan como tal.

"Siempre tendremos problemas de salud mental, para la sociedad somos unos enfermos y todas las partes de la sociedad nos tratan como tal."


¿Cuáles son las apreciaciones que tienes del entorno con respecto a tu identidad?


En el barrio San Valentín (Malabo), fue el lugar donde me lanzaron la botella. Estaba cruzando la calle y de repente aparecieron voces gritando «¡Maricón, maricón!». Fue el día más terrible de mi vida. Nosotras las mujeres trans, pisar la calle es difícil, sobre todo de día, parecemos murciélagos. Me acuerdo un día en Sumco con mi prima, fuimos a acompañar a uno de sus ligues, el taxi nos dejó en la acera y al otro lado estaba un bar con gente. De repente frente a esta multitud salió uno de los chicos, y empezó a gritarme pidiendo que salga del barrio, no querían maricones, y que mi madre estaba avergonzada.


En Bata la gente solo te mira. Vivía con mi madre en Bikuy, y una vez me fui al mercado, lo que me pasó fue increíble. Algunas mamás dependientes abandonaban sus mercancías para mirarme, parecía que era la atracción del momento, todo el mundo decía: «Venid a ver al maricón». Me decían  lo que les salía la gana. Una de ellas dejó su puesto de malamba, me seguían desde el mercado Bikuy hasta la agencia de líneas de bus. Tenía miedo, y solo me limitaba a mirar.



¿Cómo fué tu infancia en el poblado?

"Somos mujeres cuando quieren que cuidemos de los bebés, [...] para la tarea domestica sí, pero para la aceptación como persona no."

En el poblado las cosas no eran fáciles, tenía que camuflarme constantemente. La vida de palizas era la norma, por si salía dentro de los patrones impuestos como hombre. No muy diferente a las viviencias de toda ñina transgénero, somos mujeres cuando quieren que cuidemos de los bebés, cuando somos nosotras las que saben cocinar en casa, las que limpian la cocina y friegan los platos, para la tarea domestica sí, pero para la aceptación como persona no. Cociné varias veces en casa cuando no estaba la mujer de mi tío. A la hora de ir siendo mayores, nos quieren cuando enviamos dinero, cuando apoyamos a los sobrinos desde lejos pese a la expulsión y que seas la  persona non grata declarada en la familia, pero jamás somos bienvenidas en las casas de nuestros familiares, pues así, no podemos pedir más. Me culparon de inculcar mal comportamiento a menores, preguntándome qué sería de ellos en el futuro al verme así con esas pintas de familia. 



¿Cuál es la relación con el entorno: amistades y conocidos?

"Estamos siendo explotadas, nuestros cuerpos no son nuestros"

Estamos siendo explotadas, nuestros cuerpos no son nuestros, estamos trabajando para nuestros «supuestos» maridos, familias y amigos. Maltratadas por la policía, los mismos que nos violan en las cárceles. La palabra nvuí es la base de la explotación. Eso para las mujeres que dicen ser nuestras amigas, en ocasiones te toman como objeto de burla. Solo te llaman para cuidar de sus hijos, si tienen algún trabajo de limpieza en sus hogares, si quieren que les cargues la cartera, nadie nos quiere como personas. Si trabajas con una de ellas, esas supuestas amigas, en caso de algo, ni te termina de pagar, te insulta en público las veces que hagan falta. Si surge el momento te llama maricón y muestra con sus actos y palabras lo inútil que eres. Y todo ese trabajo lo haces para sentirte aceptada. 



¿Conociste a otras mujeres trans?


Conocí a Sakira y Beyonce, dos grandes divas que en los años 2009 y 2010 llegaron a tener un renombre como Satanasas. Me acuerdo que vivían en el barrio Santa Cruz, eso en Bata. En Bata, Sakira trabajó en Beirut, y Beyonce era buscablancos. Siempre nos encontrábamos en lugares de ocio, ese es otro tema, solo tenemos trabajos nocturnos: bares, discotecas, terrazas y el gran trabajo «a mano». Ellas salían con blancos, momentos que nosotras, las divas no veíamos la crisis, con los blancos cuando había empresas. Podíamos comer pero ahora, la cosa está que ni mil puedes. 


Sakira se quedó trastornada, vulgarmente loca, por el nivel de agresión que recibía. Acaba de morir, nadie conoce su cementerio, salvo la familia. No pudimos ir, la familia no quiso, nos culpa por ser las que contagian el mal espíritu. Estoy segura que la han matado, perdió todo su raciocinio por culpa de  las agresiones de la policía, la familia, amigas, y demás personas que la lanzaban piedras cuando la veían. Se volvió loca por culpa de la sociedad, estoy segura, lo menciono tanto porque hay gente que comenta por ahí que se quedó loca por ser trans, y que hacía cosas de marabú. Pero no fué así, se quedó loca por las agresiones constantes y sin nadie que la socorriera. 



¿Con cuantos años tuviste la primera relación en la que se te pagaba por ello?


El trabajo de a mano lo empecé desde niña, jamás supe que me iba a acostar con una persona mayor a mí para no cobrarle. Todos los chicos mayores de edad me pagaban. Teníamos veteranas, vivían maricones por parte de la presidencia, tuvo que ir a España para estar libre. Había mucha gente diva y gay que tenía miedo de salir de sus casas, estaban casados con mujeres que jamás querían como esposas ni amantes, las veían como amigas. 


Micky Lombardy  es una mujer  transgenero más conocida como la peluquera guapa, donde presta servicios de peluquería y estética.



Por: Gonzalo Abaha Nguema Mikue.
Escritor y coordinador Nacional del Colectivo SOMOS PARTE DEL MUNDO.

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